El cambio climático, la Agenda 2030 o los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son conceptos que se han instalado en nuestro día a día. Aunque quizá hayamos tardado más de lo debido, la sociedad se ha dado cuenta de que la sostenibilidad es el principal reto para el conjunto de la humanidad. Con el fin de conocer cómo se está introduciendo la sostenibilidad en las empresas y los desafíos que habrá que afrontar, ComputerWorld e IDG Research, en colaboración con T-Systems, han organizado esta mañana la jornada ‘TI y sostenibilidad. Sostenibilidad de la tecnología al negocio’.
“La sostenibilidad no es algo nuevo, pero está cambiando la importancia que le dan las empresas”, afirmaba Alberto Bellé, analista de IDG Research. Explicó que la sostenibilidad ha pasado a ser un elemento central tanto para los inversores como para los clientes, que no solo reclaman que las actividades y los productos y servicios que ofrecen las compañías sean sostenibles, sino que también exigen que la sostenibilidad sea medible y verificable.
Según los datos recopilados por la firma de análisis, la sostenibilidad es un criterio relevante en la toma de decisiones de inversión y operación para más de la mitad (55%) de las organizaciones consultadas. Además, casi otro tercio (30%) opina que es un criterio “deseable”.
Y en este contexto, la tecnología tiene mucho que decir, desarrollando tecnologías más sostenibles, haciendo que la actividad de las organizaciones sea más sostenible y facilitando herramientas para medir su desempeño en este ámbito.
Innovación tecnológica para la sostenibilidad
Bellé explicó que los aspectos que más preocupan a las empresas desde el punto de vista de la sostenibilidad son la optimización de consumos (75% de las organizaciones encuestadas), el reciclaje y la reutilización (55%) y la posibilidad de acceder a la TI como servicio (40%), haciendo uso de las capacidades facilitadas por proveedores más eficientes.
“El mundo será sostenible o no será”. Así de tajante se mostraba Xavier Ribera, director de Sostenibilidad de BASF, al hablar acerca de cómo está afrontando su empresa este reto. Indicó que la compañía se ha impuesto el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2050. “BASF y toda la industria química compartimos un reto: ser más sostenibles y hacer un mundo más sostenible. Y para serlo, deberá ser circular. Hay que cambiar el concepto de economía lineal para ‘circularizanos’. Para ello, debemos revisar nuestros procesos”.
Un ejemplo de dicha ‘circularidad’ es el desarrollo de una tecnología desarrollada para Adidas, que permite la fabricación de materiales para hacer toda la zapatilla a partir de un mismo material. Y otro ejemplo de innovación en pos de la sostenibilidad es el reciclaje químico, como complemento al reciclaje mecánico para el aprovechamiento de compuestos plásticos que actualmente acaban incinerados o en vertederos.
Otro ámbito en el que la sostenibilidad ha adquirido un papel protagonista es en la gestión de sanitarios bioinfecciosos (RBI), como se ha puesto de manifiesto con la crisis generada por la COVID-19. Víctor de Ávila, chief executive officer de Steriale, señaló que el enorme incremento de RBI fue una de las consecuencias de la pandemia, desbordando la capacidad de los sistemas de gestión de este tipo de residuos. Con el fin de responder a este problema, la compañía ha desarrollado un sistema de gestión in situ, que elimina la necesidad de almacenar y trasladar los residuos, disminuye la huella de carbono, reduce los riesgos en la manipulación, incorpora trazabilidad en el proceso, etc.
Catalizador de la sostenibilidad
La segunda parte de la jornada abordó las posibilidades que ofrece la tecnología como catalizador de la sostenibilidad en las organizaciones. Fernando Maldonado, analista de IDG Research, expuso que aquellos aspectos en los que más está contribuyendo el departamento de TI a mejorar la sostenibilidad de la empresa se concretan en la eliminación de papel y soportes materiales (68% de las encuestadas), la optimización de procesos de negocio —rutas logísticas, etc.— (60%) y la mejora del aprovechamiento de activos y la reducción de residuos (45%). “Si queremos tomar una estrategia de negocio sostenible, hay que implicar a toda la cadena de valor”.
Isabel del Pozo, directora de UTM de Airbus, reseñó que la compañía se ha fijado como meta el desarrollo del primer avión de pasajeros de cero emisiones para 2035, que será propulsado con hidrógeno. Además, la empresa tiene el objetivo de la descarbonización total en 2050, contemplando tanto la emisión de los aviones como en el proceso de producción y en la gestión de los servicios.
“Es fundamental realizar una transición ecológica y desarrollar las tecnologías vinculadas con el hidrógeno, que ofrece gran carga de energía. Es esencial establecer un concepto de economía circular en torno a esta nueva energía, teniendo en cuenta toda la cadena de valor, generando hidrógeno verde e introduciéndolo en el sector aeronáutico y en toda la economía. Ligada a esta transición está la multimodalidad. No es solo el reto de la nueva propulsión, sino también la autonomía y la integración de los nuevos vehículos que van a ser una realidad pronto, como los drones y los nuevos conceptos de movilidad aérea urbana. Tienen que encontrar su lugar en el espacio aéreo e integrarlos operacionalmente. Y esto lleva al tercer pilar, que es la digitalización de la fabricación y de las cadenas de montaje, anticipando de modelos predictivos de mantenimiento, digitalizando servicios para la integración de estos nuevos vehículos en el sistema aéreo, etc.”, detallaba.
Importancia de las métricas
El último bloque incidió en la importancia de las métricas para conocer el impacto de medioambiental y la repercusión de las medidas desplegadas en pos de la sostenibilidad. “Detrás de las decisiones medioambientales que tomamos hay mucha información oculta, a la que es difícil acceder. Tenemos que introducir métricas que nos permitan decidir. Van a ser esenciales para garantizar la credibilidad de los clientes y de los inversores”, comentaba Maldonado. Sin embargo, advirtió que apenas un 6% de las empresas consultadas está utilizando métricas para gestionar sus políticas en el ámbito de la sostenibilidad, basándose esencialmente en la puesta en marcha de mejores prácticas (64%).
Javier Araujo, responsable de Desarrollo de Negocio Smart Cities de T-Systems, explicó que el primer reto que hay que resolver en torno a las métricas sobre sostenibilidad es la localización de las fuentes de datos. “Muchas organizaciones no saben de dónde coger datos y tienen problemas para identificar fuentes”, exponía. Además, afirmó que “es importante que se cambie la manera de gestionar y que la política de sostenibilidad se enfoque desde la base”, impregnando todos los procesos de la organización.
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