junio 21, 2024

La mitad de los niños del mundo, es decir aproximadamente 1000 millones de niños, se ven sujetos cada año a violencia física, sexual o psicológica, y sufren traumatismos, discapacidad y muerte, porque los países no han observado las estrategias establecidas para su protección. 

Es lo que se desprende de un nuevo informe que publican la Organización Mundial de la Salud (OMS), el UNICEF, la UNESCO, la Oficina del Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños y la Alianza Mundial para Acabar con la Violencia contra los Niños.

«La violencia contra los niños nunca tiene justificación», comentó el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «Contamos con herramientas de base científica para prevenirla, y exhortamos a todos los países a aplicarlas. Proteger la salud y el bienestar de los niños es crucial para proteger nuestra salud y bienestar colectivos, ahora y para el futuro».

El Informe sobre la situación mundial de la prevención de la violencia contra los niños 2020 es el primero de su especie, al trazar los progresos de 155 países en la aplicación del marco «INSPIRE», un conjunto de siete estrategias para prevenir y abordar la violencia contra los niños. En el informe se revela claramente la necesidad de que todos los países hagan más esfuerzos por aplicar las estrategias. Si bien casi todos los países (88%) cuentan con legislación para proteger a los niños contra la violencia, menos de la mitad (47%) indicaron que se aplicara contundentemente. 

El informe incluye las primeras estimaciones mundiales de homicidios específicamente contra menores de 18 años, ya que las estimaciones anteriores se basaban en datos que incluían a jóvenes de 18 y 19 años. Los datos revelan que, en 2017, unos 40 000 niños fueron víctimas de homicidio.

«La violencia contra los niños siempre ha estado presente, y ahora la situación podría empeorar mucho», señaló la Directora Ejecutiva del UNICEF, Henrietta Fore. «El confinamiento, los cierres de escuelas y las restricciones al movimiento han dejado a demasiados niños a merced de quienes les maltratan, sin el espacio seguro que la escuela ofrecería normalmente. Es urgente intensificar los esfuerzos para proteger a los niños en estos momentos y también posteriomente, en particular estableciendo que los trabajadores de los servicios sociales son esenciales y reforzando las líneas telefónicas de ayuda a la infancia.»