mayo 28, 2024

Según datos de la UNESCO (2014-2016), solo alrededor del 30 % de las estudiantes de todo el mundo eligen estudios superiores relacionados con las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (CTIM).

Existe abundante documentación sobre cómo influyen en esta desigualdad el sesgo de género y los estereotipos perjudiciales, que suelen inculcarse desde una edad muy temprana. Gökçin Çınar, ingeniera aeroespacial de 30 años de Esmirna (Turquía), es una de las pocas mujeres que se dedica a las CTIM.

Actualmente es investigadora en el Laboratorio de Diseño de Sistemas Aeroespaciales (ASDL, por su nombre en inglés) del Instituto Tecnológico de Georgia (Georgia Tech) de Atlanta (Estados Unidos). Su trabajo se centra en las nuevas tecnologías y diseños aeronáuticos que podrían contribuir a que la aviación fuera más sostenible y ecológica.

Çınar y su marido tienen un popular canal de YouTube sobre ciencia e ingeniería, en el que suelen animar a las jóvenes a seguir sus pasiones y sus sueños. El 4 de marzo, en vísperas del Día Internacional de la Mujer, hablé con Çınar por teléfono y correo electrónico sobre su carrera, su campo de trabajo y sus aventuras en YouTube.

Sevgi Yagmur (SY): ¿Cómo empezó a interesarte la ingeniería aeroespacial?

Gökçin Çınar (GÇ): Desde niña siempre me ha fascinado la idea de volar, recuerdo que ya entonces quería ser piloto. También me encantaba construir cosas. No creo que haya un hecho único o una sola persona que me inspiraran, pero seguro que la parte de la ingeniería viene de los hombres de mi familia. Mi padre es una persona muy práctica y creativa, y siempre me ha gustado ayudarlo a diseñar y construir objetos desde cero. Cuando era niña, tenía un martillito que usaba para construir aviones de madera con mi abuelo. Solo tenía que combinar mi pasión por volar y por el espacio con mi interés por la ingeniería. Supongo que era inevitable.

SY: ¿Tuviste que enfrentar algún estereotipo de género cuando elegiste orientar tus estudios hacia este campo?

GC: La única profesión que me planteaba cuando estaba en secundaria era ingeniería aeroespacial. Tanto mis padres como yo nos alegramos mucho cuando vimos mis notas del examen de acceso a la universidad porque me permitía entrar en las mejores universidades y, sobre todo, en la carrera que quería.

Ni me imaginaba las críticas que iba a recibir de otros familiares, profesores e incluso completos desconocidos. Mucha gente no consideraba que hubiera futuro para mí en la ingeniería aeroespacial. Algunos pensaban que “desperdiciaba” mi calificación por no elegir Medicina, al parecer más adecuada para una mujer. Otros creían que, si quería estudiar Ingeniería, debería haber elegido algo más “femenino”, sea lo que fuera eso. Pero no hice ningún caso. No afectó a mi vida en lo más mínimo porque estaba segura de mí misma y sabía lo que quería. Siempre tuve el apoyo de mis padres, y por eso me siento privilegiada.

SY: ¿Qué es lo que más te entusiasma de tu trabajo? 

GC: Investigo nuevas tecnologías y diseños aeronáuticos para que la aviación pueda ser más sostenible y ecológica. Aunque en estos momentos el rubro de la aviación global no sea la principal causa del cambio climático, se espera que eso cambie rápidamente cuando crezca la demanda de dicha industria. Hay muchas soluciones de diseño, tecnologías y mejoras operacionales que pueden reducir la cantidad de combustible fósil que un avión necesita para volar. Mi doctorado se centró en una de las soluciones más prometedoras y radicales: aviones eléctricos. Con los recientes avances tecnológicos en baterías y máquinas eléctricas, ahora podemos hablar de electrificar el sistema de propulsión del avión. La propulsión aeronáutica eléctrica es una tecnología novedosa que tiene el potencial de reducir de forma significativa, e incluso eliminar completamente, el consumo de combustible y las emisiones del avión y, a la vez permitir vuelos más económicos y silenciosos. Está claro que presenta muchos retos que la ingeniería debe superar. El objetivo de mis proyectos de investigación actuales, financiados por el Gobierno estadounidense, incluida la NASA, es encontrar soluciones adecuadas.

SY: ¿Enfrentaste algún desafío a causa de tu género y tu etnia por ser ingeniera extranjera? ¿Cómo lo superaste?

GC: Creo que en Estados Unidos estamos en un periodo de transición donde la diversidad, la igualdad y la inclusión son cada vez más importantes, tanto en el día a día como en la vida profesional. Pero aún queda camino que recorrer. En CTIM en particular queda mucho por hacer. Tengo suerte porque en mi lugar de trabajo se apoya la diversidad, pero no vivo en una burbuja. Como ingeniera extranjera que trabaja en un campo dominado por hombres de raza blanca, he tenido muchas experiencias desagradables durante estos años.

Hace poco una persona con autoridad me dijo que mi nombre era difícil de pronunciar y que debería cambiármelo para tener más éxito. Se supone que tenemos que enfrentarnos a esas microagresiones diarias con una sonrisa y un aspecto naturalmente perfecto. Y, aunque hay cada vez más sensibilidad en lo que respecta a la inclusión, todavía no hay suficientes ingenieras en posiciones de alto nivel. No hay muchas académicas en los departamentos de ingeniería aeroespacial de las mejores universidades, y muchos paneles siguen dominados por hombres. Como muchas de mis colegas, intento superar esos retos sobresaliendo en mi campo, trabajando más y esforzándome más en todo lo que hago.

SY: Has dicho que trabajas con la NASA y otros gigantes de la aviación como Boeing y Airbus. ¿Cómo contribuye tu trabajo a la industria?

GC: Entré en el Laboratorio de Diseño de Sistemas Aeroespaciales (ASDL) de Georgia Tech como estudiante de doctorado y asistente de investigación de posgrado hace ocho años. ASDL es un laboratorio muy particular: es un grupo multidisciplinario muy grande de estudiantes y docentes. Tenemos una relación muy cercana con la industria, y eso permite que trabajemos en problemas reales y que nuestra investigación tenga un impacto significativo. Los descubrimientos de nuestra investigación académica se aplican en el mundo real y dan información a quienes toman decisiones en el Gobierno y en la industria, y esa es la parte más emocionante de mi trabajo.

SY: Tienes un canal de YouTube sobre CTIM y una serie llamada #KadınDediğin [una mujer, dices]. ¿Por qué decidiste empezar el canal y la serie, y qué objetivo tienen?

GC: En 2016, cuando era estudiante de posgrado en Georgia Tech, se me ocurrió la idea de combinar mi pasión por la actuación y la ingeniería. A mi marido, que entonces era mi novio, le gustó la idea, y juntos creamos Biz Siz Onlar [Nosotros, Ustedes, Ellos], nuestro canal de YouTube.

Hicimos videos sobre varios campos de la ingeniería donde nos entrevistábamos mutuamente, así como a nuestros amigos licenciados en CTIM. Yo quería que los videos contribuyeran a romper los estereotipos de género que yo misma había experimentado en el instituto. Quería animar a las jóvenes a seguir sus sueños y elegir una profesión que las apasionara, no por las expectativas de la sociedad. Poco después de publicar esas entrevistas empecé a recibir mensajes de estudiantes de secundaria de toda Turquía. Eso me ayudó a darme cuenta de todas las dificultades que algunas de esas chicas jóvenes y brillantes tienen que enfrentar. Sus historias acerca la represión que han sufrido y cómo han resistido son el principal motivo por el que nunca dejaré de defender la igualdad y la injusticia social [sic]. Mi objetivo es mostrarles que no tienen que ajustarse a la percepción de otro de qué deberían ser, cómo deberían comportarse, qué deberían soñar y conseguir. Me parece muy inspirador enseñarles a las jóvenes generaciones que es posible rechazar los moldes en los que la sociedad quiere que encajen.

SY: ¿Cuál es tu siguiente proyecto?

GC: ¡Tengo muchos! Cuanto más subo más me gustaría subir. Aunque quisiera, no podría nombrar todo lo que me gustaría hacer. Pero mis dos objetivos principales en el futuro más cercano son convertirme en una buena profesora y sacarme la licencia de piloto privado.

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