Denuncia que por la pandemia suspendieron su tratamiento tras sufrir un ataque con ácido
9 junio 2020.-La piel aún le duele, le molesta. Se siente incómoda y eso le recuerda constantemente la agresión que una expareja tramó por haber terminado la relación. María Elena Ríos Ortiz cumplió 27 años en febrero pasado. Han pasado nueve meses de aquella tarde negra en la que fue rociada con el ácido sulfúrico que borró parte de su cuerpo y de su rostro. Habla desde su casa en Huajuapan de León, Oaxaca.
“La piel me sigue doliendo, me sigue molestando, me sigue irritando, no estoy cómoda. Es como tener una memoria, pero te incorporas a un cuerpo que no era tuyo”, detalla en entrevista.
Para Melena, como le dicen de cariño, “es difícil vivir el día a día”, pero en medio de la depresión trata de reponerse. “Tengo ánimo de seguir adelante reconstruyendo y recogiendo cada pedazo que quedó de mi… no queda de otra…”, dice con la voz entrecortada.
Habla porque no quiere que olviden su caso y necesita que las autoridades sanitarias no descuiden su tratamiento.
La joven oaxaqueña estudió comunicación social y saxofón en el Conservatorio de Música de Puebla. En 2017 se postuló para ocupar en Oaxaca por una vacante en el área de prensa del entonces diputado Juan Vera Carrizal, del PRI, con quien inició una relación sentimental y hoy es imputado como autor intelectual del ataque a la joven mixteca ocurrido el 9 de septiembre de 2019.
“Uno de los autores intelectuales sigue prófugo. Anda suelto, anda libre y es una de las razones por las cuales no le puedo dar prioridad a futuros proyectos”, comenta la saxofonista.
La Fiscalía del Estado de Oaxaca hizo la detención primaria de los agresores materiales, posteriormente capturó a un tercer agresor y hace dos meses el exdiputado se entregó, pero aún queda pendiente la aprehensión de su hijo, quien también habría urdido el plan para lastimar a la joven. Una de las hipótesis de su abogado defensor es que Juan Antonio N. se entregó para negociar la libertad de su hijo, con el mismo nombre, pero hasta ahora no se sabe de ningún avance acerca de su búsqueda. Los que le arrojaron el ácido están en la cárcel, no tienen una sentencia, ya que el proceso apenas inicia, y se prevé un proceso largo y suntuoso.
Con la voz entrecortada comenta: “No quiero que se mal interprete, el hecho de que camine, que ya pueda hablar con claridad no significa que esté bien. Yo vivo con mucho dolor físico y mental”.
Continúa relatando que “el daño que me hicieron es irreversible, nadie me va a regresar el rostro, la piel, habilidades y sobre todo mi estabilidad emocional. Mi vida nunca va a ser nada igual, las repercusiones por las quemaduras no sólo son físicas, también psicológicas”.
La joven saxofonista, que el pasado 18 de febrero cumplió 27 años, piensa que a la autoridad se le olvidó su caso. Si bien comprende que por la emergencia sanitaria se paralizaron actividades en las dependencias federales y estatales. Después de dos meses la última orden de aprehensión no ha sido ejecutada.
-En tu opinión, ¿cómo ha sido el actuar de las autoridades de Oaxaca?
“No hay sentencia contra mis agresores, están en la cárcel de manera provisional, en lo que comienzan las audiencias. Es un proceso largo donde capturaron a cuatro, pero eso no significa que se vayan a quedar en la cárcel, por ahora es incierto que se queden en prisión”.
SU TRATAMIENTO MÉDICO SE ENCUENTRA SUSPENDIDO
La joven mixteca, quien desde los ocho años practicaba el saxofón y ha sido seleccionada en la convocatoria CurArteOaxaca para hablar de música, platica que está preocupada por su salud.
“Estoy en la incertidumbre, porque mi tratamiento está atrasado desde el inicio de la cuarentena; temo por mi salud, ya que por parte de la Secretaría de Salud del Estado de Oaxaca se siente una evidente ausencia”, expone.
En mi caso, agrega, mi tratamiento debe tener seguimiento todos los días, “en cuanto a terapias y rehabilitación. Me estoy atrasando porque la cicatrización es un proceso, al cual se le debe dar seguimiento continuamente para que no quedes tan mal”, detalla.
Ríos Ortiz recupera sus habilidades con el saxofón, con el cual, dice, es la mejor fisioterapia que tiene hasta el momento, la única que puede optar, sin embargo, con un nudo en la garganta finaliza: “Mi situación no es fácil, caigo en depresión… es muy difícil olvidar… yo sigo teniendo flash back, es una seria de sensaciones….muchas veces no se pueden describir, es complejo vivirlas. La mejor terapia que puedo tener, indudablemente el apoyo de mi familia”.