junio 11, 2024

08 junio 2020.- Se define la inteligencia emocional como la capacidad de controlar, comprender y regular las emociones propias y las de los demás promoviendo un crecimiento emocional e intelectual.

Decía Aristóteles: “Debemos aprender a enfadarnos con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto”.

Las personas que dirigen y controlan adecuadamente sus emociones y saben interpretar y relacionarse de manera efectiva con los sentimientos de los demás, goza de una situación ventajosa en todos los dominios de la vida, desde las relaciones interpersonales, hasta el éxito en el ámbito profesional, además aporta cualidades que nos ayudan a convertirnos en auténticos seres humanos.

La capacidad de pensar, de planificar, de concentrarse, de resolver problemas, tomar decisiones y muchas otras actividades cognitivas indispensables en la vida, pueden verse entorpecidas o favorecidas a causa de nuestras emociones.

Recordemos un momento en nuestra vida en la que estuvimos realmente enfadados por alguna razón, considerando que el enfado es una emoción negativa que se alimenta así mismo en un circulo cerrado donde la persona realiza un diálogo interior para justificar el hecho de querer descargar su colera en contra de otro, mientras más vueltas le dimos a los motivos que originaron nuestro enfado, mayores razones creímos tener para seguir enojados y por ultimo recordemos el desenlace ocasionado por nuestro enfado. Tal falta de control conduce a las personas a las respuestas más primitivas.

La inteligencia emocional en la actualidad nos enseña que la sociedad requiere un tipo de líderes, cuyo liderazgo no radique en la capacidad de controlar y someter a sus subordinados, si no en su habilidad para persuadir y encausar la colaboración de todos hacia un propósito en común.

Todo individuo debe evitar los ataques o agresiones hacia otras personas, pues cada insulto suele generar un efecto devastador en la motivación y la confianza de quien lo recibe. Un ejemplo claro de esta aseveración puede ser aplicado en los salones de clase, donde las palabras que un profesor dirige a sus alumnos pueden causar motivación si son las correctas, o de manera contraria, puede tener efectos catastróficos en la autoestima del alumno si son las palabras equivocadas. Así también en el ámbito laboral, las palabras de un líder pueden generar en sus subordinados una actitud que mejore su desempeño o una actitud de deseo de desertar de ese empleo. Por lo tanto, se debe tratar siempre de ser concreto en sus afirmaciones o comentarios, ofrecer soluciones a los problemas que se presenten y ser sensible al impacto que nuestras palabras pueden ocasionar en nuestro interlocutor.

Todo esto nos lleva a asegurar que una persona que carece de control sobre sus emociones negativas, podrá ser víctima de un arrebato emocional que le impedirá concentrarse, recordar, aprender y tomar decisiones con claridad.

                                             “El estrés estupidiza a las personas “.

.El desorden que la ineptitud emocional causa en el mundo es mas que evidente, basta con abrir un diario para encontrar formas de violencia y de degradación mas aberrantes que no parecen tener sentido alguno.  En la actualidad, nos genera mas asombro un comentario político por absurdo o engañoso que este sea, que personas muriendo de hambre o enfermedad causados por guerras de carácter hegemónico o invasivo. O también un suceso irrelevante a una celebridad, que la muerte de cientos de personas que mueren semanalmente a causa de la inseguridad causada por la delincuencia.

Por lo tanto, podemos concluir que la inteligencia emocional nos ayuda a adquirir un mejor conocimiento de las emociones propias, además de que aprendemos a controlarlas, identificar las emociones de los demás, mejorando el estado de ánimo de las personas que nos rodean.

Podemos prevenir los efectos perjudiciales que generan las emociones negativas y adquirimos la capacidad de propiciar emociones positivas.

Podemos ver la vida de manera positiva disminuyendo los pensamientos autodestructivos y mejorando nuestra autoestima, además adquirimos la capacidad de controlar el estrés, la ansiedad y los estados de ánimo.