La pandemia del Covid-19 ha puesto sobre la mesa la innegable importancia del trabajo de las mujeres, tanto en la esfera pública como en la privada.
La pandemia del Covid-19 ha puesto sobre la mesa la innegable importancia del trabajo de las mujeres, tanto en la esfera pública como en la privada.
Miles de ellas han continuado ocupadas en el desarrollo de actividades esenciales lo cual, a pesar de los riesgos que enfrentan, ha sido fundamental para la atención en la primera línea y el funcionamiento de la sociedad. En todo el mundo, 70% de quienes trabajan en el ámbito de la salud son mujeres. Sin embargo, esta situación ha traído severas consecuencias.
En el ámbito privado, el aumento en las jornadas de trabajo doméstico y el cuidado de niños, personas de la tercera edad y familiares enfermos ha impuesto una carga desproporcionada en las mujeres, haciéndoles casi imposible lograr un balance entre su vida personal y profesional. Más grave aún, hemos visto como a nivel mundial se han disparado las cifras de violencia doméstica a causa de las medidas de confinamiento.
En el Reino Unido, la Línea Nacional de Violencia Doméstica de Inglaterra ha tenido un incremento del 25% en llamadas. En México esta cifra asciende a 22% en las llamadas al 911 y a 60% en las llamadas a la Red Nacional de Refugios.
Estamos enfrentando un reto global con muchas variables, entre las cuales se entrecruzan el desarrollo económico y la igualdad de género. Tomando en cuenta que cerca del 60% de las mujeres trabajadoras en México se encuentran en el sector informal sin derechos laborales, la recuperación económica de este sector será un reto prioritario. Sin embargo, es una oportunidad para enfrentar el problema de raíz y recuperarnos de una mejor forma.
El Reino Unido está reorientando su colaboración con México para el retorno a la “nueva normalidad”, siendo uno de nuestros enfoques la igualdad de género. A corto y mediano plazo, concentraremos nuestros esfuerzos en el apoyo a emprendedoras de pequeñas y medianas empresas, ayudándolas a adaptar sus operaciones para garantizar un crecimiento sostenible e inclusivo de largo plazo.
Facilitaremos capacitaciones en educación financiera para este sector, tomando en cuenta protocolos de sanidad.
Por su parte, organizaremos un seminario con la Comisionada de Abuso Doméstico del Reino Unido para compartir aprendizajes con las autoridades mexicanas y retroalimentarnos mutuamente.
A largo plazo, hacia el futuro, necesitamos aprovechar el potencial que tienen las niñas y las mujeres, buscando empoderarlas a través de habilidades y educación. Para lograrlo, la cooperación internacional será una pieza clave.
En la medida que podamos construir soluciones orientadas a atender sus necesidades mediante la colaboración conjunta de otros países, organizaciones y de la sociedad civil, más rápida y sostenible será la recuperación posterior a la pandemia. Por ello, participaremos activamente de la mano de ONU Mujeres y otras embajadas mediante la presidencia de la Mesa de cooperación internacional para la igualdad de género, cargo que asumiremos en julio.
México y el Reino Unido han hecho importantes avances en esta materia, aunque aún queda mucho trabajo por hacer; especialmente en estos tiempos difíciles.
Continuar trabajando en nuevas metas en este aspecto será esencial para lograr un crecimiento inclusivo y un desarrollo sostenible en el corto, mediano y largo plazo. Tomemos esta crisis como una gran oportunidad para acelerar nuestras acciones y reafirmar nuestro compromiso con el respeto a los derechos humanos, la igualdad y la inclusión social.