El 11 de abril, los departamentos de Tarija, Chuquisaca, Pando y La Paz celebrarán una segunda vuelta para elegir a sus gobernadores. En este proceso, el Movimiento Al Socialismo (MAS), el mismo de Evo Morales y el actual presidente Luis Arce, buscará el control de las principales gobernaciones que le fueron esquivas en la primera vuelta electoral.
La segunda vuelta electoral en estas regiones se presenta debido a que los candidatos no alcanzaron el 51 % de los votos, o el 40 % y una ventaja de 10 puntos porcentuales respecto al segundo aspirante, requeridos para ser proclamados como ejecutivos regionales.
Salvador Romero, presidente del Tribunal Supremo Electoral, dijo el pasado 15 de marzo que “para la segunda vuelta rigen disposiciones similares a las que hubo en la primera vuelta. Hay un tiempo para realizar campaña (cuya veda comienza el 8 de abril), difundir encuestas, y el ganador será quien obtenga un voto más que el segundo, es decir por mayoría simple”.
La segunda vuelta electoral se presenta en medio de la tensión política originada en el país luego de la detención de la expresidenta interina de la nación, Jeanine Áñez, sobre quien pesa una acusación por la presunta comisión de los delitos de terrorismo, sedición y conspiración en la causa denominada «golpe de Estado».
En este sentido, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) en Bolivia hizo un llamado este martes a que estos comicios se desarrollen en paz y respetando las medidas de bioseguridad establecidas para evitar contagios por Covid-19.
¿Qué se juega el MAS en estos comicios?
Bolivia es una nación conformada por nueve departamentos. Tras el proceso desarrollado el 7 de marzo, cinco de esas regiones eligieron a sus gobernadores resultando tres de ellos integrantes del MAS.
Adicionalmente, el partido de Evo Morales y del presidente Luis Arce logró quedarse con 240 alcaldías. No obstante, estas no están ubicadas en las principales ciudades.
Estos comicios son claves para el MAS si quiere controlar la mayoría de las gobernaciones y ofrecerle un mayor respaldo político al presidente Arce.
Pero esto no será una tarea fácil, pues el partido de Morales deberá rivalizar en tres departamentos contra aspirantes que estuvieron en sus filas hasta años atrás, los cuales fueron expulsados por distintas causas. Así ocurre en El Alto. A pesar de que este es considerado como un bastión del MAS, el partido perdió las elecciones en la primera vuelta ante la expresidenta del Senado Eva Copa, una antigua militante a la que echaron del movimiento. Fue ella quien se quedó con la mayoría de los votos para la Alcaldía alteña, con la agrupación Jallalla.
“Hay algo muy curioso porque en tres de los cuatro departamentos, la disputa será entre candidatos del MAS o contra disidentes del partido de Gobierno. No serán unas elecciones que no tengan candidatos de la oposición política. En el caso de Tarija es distinto, porque el MAS sí está compitiendo contra la oposición”, dijo el politólogo Marcelo Arequipa durante una conversación con el periodista venezolano César Miguel Rondón.
Otro de los platos fuertes de la elección se da para la Gobernación de La Paz. Allí, la disputa es entre los aymaras Franklin Flores, del MAS, y Santos Quispe, de la agrupación Jallalla.
Así las cosas, el MAS podría correr el riesgo de perder la gobernación de La Paz, ya que no pudo imponerse a sus rivales en las alcaldías paceña y alteña.
Por otro lado, varios partidos políticos cerraron sus campañas el 7 de abril con actos masivos donde, según los medios de comunicación bolivianos, no se respetaron las medidas de bioseguridad para evitar contagios por Covid-19.
Ese mismo día, en medio del cierre de las campañas electorales, el MAS recibió el respaldo del Partido de Acción Nacional Boliviano (Pan-Bol), el cual pide un enjuiciamiento para Áñez, pero también para el expresidente Evo Morales.
EFE