Los niveles de agua y las proyecciones de lluvia en Sinaloa muestran una preocupante tendencia a la baja. En la última década, el promedio anual de precipitaciones ha estado por debajo del histórico, y desde 2021 se han registrado tres años consecutivos de declive. Según el análisis del Servicio Meteorológico Nacional, solo en 8 de los últimos 24 años ha llovido por encima del promedio de referencia (1981-2010). Esta disminución en las lluvias ha afectado significativamente al estado, que es un importante productor de alimentos, y la falta de decisiones estratégicas a largo plazo para asegurar el suministro de agua agrava la situación. Sandra Guido, Directora Ejecutiva de Conselva, advierte que confiar en futuras temporadas de lluvias es un riesgo considerable, ya que se sigue utilizando el agua sin contemplar la realidad de su escasez creciente.
Ante este escenario, Conselva sugiere invertir en infraestructura verde para mejorar la captación de agua y fortalecer las cuencas, que son esenciales para la producción de agua. Los embalses no generan agua por sí mismos, sino que dependen del aporte de las cuencas, las cuales deben mantenerse con vegetación y suelos sanos para asegurar la recarga de acuíferos y la calidad del agua. De no tomar medidas urgentes, las proyecciones indican una disminución significativa en las precipitaciones hacia 2040 y 2060, lo que afectará gravemente a futuras generaciones. Por lo tanto, es crucial adoptar enfoques basados en la naturaleza para enfrentar la crisis hídrica en Sinaloa y asegurar un suministro sostenible de agua a largo plazo.