La especulación y el desconocimiento de la economía real generó el debate acerca del peligro de la inflación.
El “American Rescue Plan” del presidente de Estados Unidos (EU), Joe Biden, entró en vigor. Finalmente, millones de dólares están siendo repartidos a las familias estadounidenses con los que el gobierno de EU espera reactivar la economía a través del consumo.
No obstante, también inició un nuevo debate entre economistas de ese país (y de todo el mundo): el paquete de estímulos de 1.9 billones de dólares generará o no daño a la economía estadounidense.
Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro de EU y principal asesor económico de Barack Obama, argumentó, en un artículo de opinión publicado en el Washington Post, que dicho plan de estímulos “sobrecalentaría” a la economía, provocando consecuencias que “no se han visto en una generación” y “generaría problemas para la estabilidad financiera”.
A partir de esas declaraciones, economistas de todo el mundo han opinado sobre si el “American Rescue Plan” será la mecha que detone un alza sostenida en los precios en Estados Unidos.
Exageración y desconocimiento
Sin embargo, ¿Cómo se produciría dicho sobrecalentamiento? Los economistas plantean que este fenómeno se produce a partir de una producción que no puede seguir el ritmo de la demanda. Es decir, se produce menos de lo que se consume. Y, precisamente, lo que temen algunos economistas es que el plan Biden, al inyectar tanto dinero a la economía, provoque una demanda tan grande que el precio de los productos se eleve de tal manera, que sea dañino para la economía estadounidense.
Por su parte, analistas, entrevistados por El Economista, consideraron que el escenario donde se presenta un alza considerable y sostenido de la inflación en EU es prácticamente nulo. Ya que, en primera instancia, los estadounidenses no están pensando en gastar en bienes y servicios sino, por el contrario, con el dinero otorgado por la administración de Biden se planea pagar deudas adquiridas antes y durante la pandemia de Covid-19. Asimismo, agregaron que mientras no exista un ambiente de “pleno empleo” la incertidumbre detendrá la confianza y el gasto de los estadounidenses.
Gabriela Siller, directora de Análisis Económico de Banco Base, comentó que la cautela de los estadounidenses es mayor a su intención de consumo. Añadió que Banco Base ve una “bajísima probabilidad” debido a la dinámica de formación de precios y a los patrones de consumo.
“Aunque se hayan repartido millones en estímulos, la cautela hace que no se gaste todo ese dinero, es por eso que la tasa de ahorro todavía se encuentra muy por encima de los niveles prepandemia. Para que se genere una hiperinflación tendría que haber un pánico donde la gente comprara en exceso y no sólo por un mes sino por más tiempo (…) La verdad vemos eso como muy poco probable”, mencionó Siller.
Sin embargo, consideró que dicha cautela no terminará hasta que el mercado laboral se encuentre cerca de los niveles previos a la crisis.
“El mercado laboral está lejos de mostrar una recuperación completa”, señaló la directora.
Por su parte, Sergio Negrete Cárdenas, catedrático del del ITESO, agregó que el miedo a la inflación es exagerado y, que de darse un escenario de alta inflación, las autoridades monetarias de EU sabrán actuar de forma inmediata y contundente. Añadió que después del periodo de la gran inflación se ha aprendido mucho.
«¿Qué puede decirse ante esta alarma? Que resulta infundada o en todo caso exagerada. Lo primero porque las expansiones fiscales del 2008-09 trajeron el mismo temor, y no pasó nada (lo que sí se logró fue evitar una deflación). Lo segundo porque mucho se ha aprendido desde la fuerte alza que inició la inflación a mediados de la década de 1960 y concluiría hasta 20 años más tarde, un periodo conocido como La Gran Inflación (…) Esta película ya la vimos», sostuvo, Sergio Negrete.
Mientras tanto, Raymundo Tenorio catedrático del Tec de Monterrey, comentó a El Economista que el debate sobre el probable peligro que puede generar una alta inflación en Estados Unidos viene de economistas que están más enfocados a los mercados financieros y no a la economía de “a pie”.
“Se encuentran observando a los mercados y dejan de observar el comportamiento de la economía real”, expresó Raymundo Tenorio.
El ecomomista