Tzintzuntzan es un pueblo mágico donde el tiempo se detiene para apreciar la vista desde las Yácatas, zona arqueológica y estratégica, o bien, para enamorarse del Exconvento de Santa Ana y su arquitectura vernácula. Las artesanías de chuspata y motivos lacustres serán el perfecto recuerdo de tu visita.
Tzintzuntzan tiene un pasado glorioso como capital del imperio purépecha, cuando tuvo una población de 30 mil personas. En la conquista, Tzintzuntzan se convirtió en la primera ciudad de Michoacán y fue, muy brevemente, sede episcopal.
Del esplendor de la época prehispánica quedan las imponentes Yácatas, restos del centro ceremonial de una cultura que desde el s. XII dominaba estas tierras. Ubicadas sobre un promontorio natural, desde las Yácatas se domina todo el territorio alrededor, con unas espectaculares vistas panorámicas sobre el lago de Pátzcuaro. Hoy pervive la arquitectura vernácula de casas de un piso, techos de teja y grandes alerones. Además, 33 olivos centenarios dan sombra al extenso atrio del convento, un lugar de encuentro para la comunidad. Aquí se celebró la primera misa en Michoacán y desde este convento se inició la primera evangelización, por ello la capilla abierta y la pila bautismal de