junio 8, 2024

A sus 21 años de edad, Alejandro Pérez Benítez logró sobrevivir a un ataque armado que haría sido perpetrado por fuerzas militares en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Junto a su hermano y otros cinco individuos acudieron a un bar de la ciudad fronteriza. En la madrugada del 26 de febrero, luego de salir del centro nocturno, fueron interceptados por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), quienes abrieron fuego contra los civiles, asesinando a la mayoría de ellos.

Entre una serie de especulaciones y versiones distintas de los hechos, Alejandro Pérez dio a conocer su testimonio a varios medios de comunicación y organismos defensores de los Derechos Humanos. Sus declaraciones son contundentes: los militares dispararon en repetidas ocasiones contra ellos sin una razón aparente, pues asegura no traían armas u otro tipo de objetos o sustancias ilícitas.

En su declaración presentada ante la Fiscalía General de la República (FGR) indicó que él y los otros seis jóvenes acudieron al centro nocturno llamado “Míster Pig”, ubicado en la colonia Manuel Cavazos Lerma. Tras salir del establecimiento, tomaron la carretera a Ciudad Anáhuac, cuando la camioneta tipo pick-up blanca en la que viajaban fue supuestamente impactada en la parte trasera por los militares.

Instantes después, aseguró, comenzaron a escuchar disparos. Alejandro venía detrás del conductor y, en su intento por protegerse de las balas, se agachó hasta que cesaron las detonaciones de arma de fuego. “Cuando volteé a los lados estaban todos muertos”, recordó el joven tamaulipeco en entrevista para Nmás.

Tras estos hechos, cinco civiles perdieron la vida (identificados como Gustavo Pérez Beriles, Wilberto Mata Estrada, Jonathan Aguilar Sánchez, Gustavo Ángel Suárez Castillo -de origen estadounidense- y Alejandro Trujillo Rocha). Dos de ellos fueron localizados al exterior de la camioneta y tres al interior. Otro hombre resultó herido y uno más sin daños.

Cuando Alejandro logró salir del vehículo, escuchó decir a los militares “¡Mátenlo, mátenlo!”. Posteriormente lo obligaron a recostarse sobre el suelo, con su pecho tocando el pavimento y le preguntaron si quería vivir o morir, según las declaraciones retomadas por el periodista Pablo Ferri.

Alejandro quería vivir, aún cuando había visto el cuerpo sin vida de su hermano en el piso. El joven contó que los militares le dijeron que se declarara culpable y que habían huído de las autoridades. En un primer momento, Pérez no quiso acceder a ello, pero finalmente lo hizo, mientras un elemento de la Sedena lo grababa con su dispositivo móvil.

Contraste con versión de la Sedena

El testimonio de Alejandro contrasta con la versión que dio a conocer la Sedena el pasado 28 de febrero. La institución encabezada por Luis Cresencio Sandoval indicó que cuando sus elementos realizaban reconocimientos en Nuevo Laredo, escucharon disparos de arma de fuego y se dirigieron al lugar donde provenían.

Fue así como detectaron la camioneta blanca tipo pick-up en la que viajaban los siete jóvenes, la cual supuestamente viajaba a exceso de velocidad, con las luces apagadas y no contaba con placas de circulación. Se indicó que cuando sus tripulantes se percataron de la presencia de las autoridades, huyeron “de manera intempestiva y evasiva”, por lo que chocaron con un vehículo que estaba estacionado en la zona.

 “De esta situación, al escuchar un estruendo, el personal militar accionó sus armas de fuego”, detalló la Sedena, sin dar a conocer si dicho “estruendo” se trató de un disparo o de una agresión directa hacia las autoridades. La institución aseguró dar atención a una de las personas que resultaron heridas, quien fue trasladada a un hospital a bordo de una ambulancia.

Sin embargo, Alejandro asegura que no portaban armas de fuego y no realizaron ningún tipo de detonaciones. Incluso, comentó que uno de los uniformados le disparó a uno de sus compañeros que ya estaba herido, pese a que solicitaba una ambulancia.

Informe Policial

El periodista Pablo Ferri (de El País) tuvo acceso a parte del Informe Policial Homologado que personal militar redactó tras los sucesos. El documento aparece firmado por el capitán de Caballería Elio “N”, en el que se brinda una versión similar al que emitió la Sedena, aunque omiten algunos detalles.

Se menciona que en la madrugada del 26 de febrero (alrededor de las 5:00 horas), elementos militares escucharon detonaciones de arma de fuego por la calle Mier, colonia Manuel Cavazos Lerma. Al realizar un seguimiento, se percataron de la presencia de la camioneta blanca tipo pick-up, la cual se impactó contra otro vehículo al acelerar su marcha.

Cuando dos unidades militares le dieron alcance a la camioneta, supuestamente se volvieron a escuchar disparos. Acto seguido personal de la Sedena activó sus armas contra los tripulantes del vehículo sin la previa autorización del capitán Elio, quien inmediatamente ordenó el alto al fuego.

En el informe policial se indicó que al menos cuatro cabos de caballería fueron los que dispararon contra los civiles. Tras los sucesos, se acordonó el área y se procedió a revisar la unidad involucrada. “Al continuar con la inspección en el interior del vehículo no se localizó nada ilícito”, se detalló. Sin embargo, no se mencionó que circulaba a exceso de velocidad, con las luces apagadas y sin placas.

Al no encontrar evidencia que incriminara a los jóvenes, se dio la orden de brindar asistencia a la persona lesionada, quien fue trasladada al Hospital México Americano para que recibiera atención médica. En cuanto al otro sobreviviente que resultó ileso, no se brindaron mayores informes.

Cabe recordar que tras estos sucesos, los familiares de las víctimas y pobladores de la localidad se enfrentaron con elementos de la Sedena. Durante esta confrontación también se registraron disparos de arma de fuego, los cuales, una vez más, no habían sido autorizados por el capitán Elio.

Por estos hechos, la Sedena se puso en contacto con la FGR para coordinar las investigaciones sobre lo ocurrido, mientras que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) inició una queja de oficio para esclarecer el actuar de los militares e hizo un llamado a no difundir versiones extraoficiales sobre lo sucedido, pues en reportes locales se ha indicado que al menos uno de los jóvenes era un presunto miembro de un grupo criminal.

Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador comentó en su conferencia matutina de este 1 de marzo que se realizarán las indagatorias pertienentes con el fin de “no ocultar nada” sobre los múltiples asesinatos. “Si resultan responsables los miembros del ejército, que sean castigados”, advirtió.