Con datos del conteo rápido, Samuel García Sepúlveda ganó las elecciones para gobernador en Nuevo León con un porcentaje de votos de 35.4 a 37.2, mientras el priísta Adrián de la Garza iba en segundo lugar con 26.8 a 28.5 por ciento.
Clara Luz Flores Corrales, de la coalición Juntos Hacemos Historia en Nuevo León, se quedó en el cuarto lugar, después del panista Fernando Larrazábal.
La información fue presentada anoche por el Consejo Estatal Electoral, que aclaró que es de carácter preliminar, pero cuenta con un alto grado de confianza. El resultado oficial se obtendrá con el cómputo de las actas que se efectuará el miércoles.
Además, se definió que la participación en la elección de este domingo fue de entre 50.7 y 53.3 por ciento de los empadronados, según el documento entregado por el comité técnico de expertos.
Desde las 18 horas, tanto García Sepúlveda como De la Garza se proclamaron triunfadores, mientras Flores Corrales consideraba irresponsable anticiparse al resultado oficial al argumentar que la contienda “está muy cerrada”.
Mientras el conteo del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) fluía con lentitud, García Sepúlveda se dijo vencedor “con una diferencia irreversible de 10 puntos” sobre el priísta.
El senador con licencia, quien estuvo acompañado en todo momento por su esposa Mariana Rodríguez, señaló que esperaría la información oficial de la junta local del Instituto Nacional Electoral (INE) para convocar a una celebración pública.
Sin embargo, afirmó que la tendencia de las encuestas de salida “realizadas por la defensa matona del voto” –un grupo de más de 200 mujeres simpatizantes de MC que participaron como observadoras– le daban la victoria.
“Pido y exhorto respetuosamente a Adrián de la Garza que acepte la derrota”. Luego se burló de su contendiente a partir del lema de campaña del aspirante tricolor: “Adrián, todo va a estar mejor”.
También en conferencia de prensa, el alcalde con licencia de Monterrey surgido del PRI, se subió a la guerra de declaraciones y afirmó que tenía una ventaja de entre 3 y 5 por ciento, que era una diferencia de “miles de votos”.
Rechazó que vayan a encontrar pruebas de delitos electorales en la indagatoria que inició en mayo la Fiscalía General de la República y afirmó que se ha tratado de integrar un expediente “sin resultados” y con presión a posibles testigos.
Asimismo, la aspirante de Morena dio una conferencia en su comité de campaña al cerrar la votación, donde dijo que “los números están muy cerrados. No se puede declarar ningún triunfador porque el que lo haga incurre en un acto de irresponsabilidad”.
A diferencia de los otros candidatos, no proporcionó ningún dato y apeló a la información que conseguirían sus representantes en las mesas de casilla.
Desde que abrieron las 7 mil 3 casillas en todo el estado, se registraron irregularidades, como el robo de urnas al cierre de la votación en la capital por hombres armados, así como presiones y asaltos a electores. Estos hechos, sin embargo, no afectaron el proceso.
El retraso en la instalación se debió, entre otros casos, a la falta de funcionarios. La autoridad electoral tomó de la fila de votantes a 10 presidentes, 367 secretarios y 2 mil 747 escrutadores. La ausencia del personal demoró el inicio del proceso, pero también el cierre y el registro de datos en el PREP.
Fuente: La Jornada